En la entrevista en exclusiva para Mondo Sonoro que tuve la suerte de hacerle a Cecilio G el pasado verano a raíz del lanzamiento de “TDPS 2”, comentaba “Ahora son mis trabajos de la Uni, y hasta el año pasado, hasta ‘Million Dollar Baby’, son mis dibujos de preescolar. Yo he estado jugando y quiero jugar más, pero cada vez pienso más en hacer un disco que me refleje porque también veo que me estoy retratando en barras, que quieras o no tus colores son tus colores y tu música es tu obra y que todo lo que voy a sacar me está retratando”.
Bien, pues “Scorpio” es ese disco. Cecilio G estrena en formato recopilatorio el que quizá sea su mejor álbum hasta la fecha, con la duda de si supera su precuela espiritual “Milion Dollar Baby”. Reto al lector a que escuche “Scorpio” y nombre algún álbum de algún artista español de este año 2020 que supere al disco de Cecilio a la hora de lograr el fino y difícil equilibrio que combina lo personal y lo general. En la citada entrevista Cecilio G decía también: “El nuevo trabajo ‘Scorpio’, va a ir por esa movida de denuncia social o antropomórfica. De que le lloro más a la gente que a mí, pero llorando desde mi yo”. Buena manera de describir un trabajo sólido a nivel lírico en el que Cecilio G va desde lo costumbrista en “Fiamelo” a lo autobiográfico en “Pido perdón”, para inmediatamente entrar en el inconsciente colectivo y reproducir un mood universal como el que plasma en “El hit del after”, uno de sus mejores temas, donde vemos un Cecilio también inédito en lo musical. El de Bogatell es un personaje caótico, polémico, pero también uno de los artistas jóvenes que más experimenta con su música en nuestro país. En “Scorpio” se ha hecho acompañar de Tony Lenz, que bajo el producer tag de “Tony, ¿qué es esta música?” ha puesto a Cecilio G a cantar solo con un piano, pero también hay un acercamiento a lo electrónico, un paseo por el trap underground en “Give Me Two” y un impresionante resultado en canciones como la ya citada “El hit del after” sumergiéndose en el pop robótico tipo Daft Punk. Todo esto sin desprenderse de su esencia, que sale a la luz a través de unas letras en las que se abre en canal como no hace ningún otro músico nacional (repito: si me estoy perdiendo alguna joya a la altura, que alguien me lo haga saber).
Cecilio G siempre parece a punto de agotarse y siempre acaba ofreciéndonos nueva pirotecnia emocional sin caer en la melancolía gracias a su uso del humor y la ironía consigo mismo y, sobre todo, tomándose a sí mismo como un artista que ha tomado el camino de la autoobservación a través de la música, como si se tratara de terapia. A veces salen trabajos que no consiguen llegar a donde se propusieron, pero con “Scorpio”, desde luego, sí.
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