Esperado álbum, que reafirma las expectativas creadas por la joven banda bilbaína. Chicas introvertidas que encuentran su lugar entre guitarras que suben y bajan intensidad como en un tobogán. La segunda vida del shoegaze, en complicidad con un dream pop (o rock) está en sus formas, en su aptitud, en la textura de su delicada fiereza. Pero tampoco fallan en el pase al pie, como puede comprobarse en el ritmo contagioso de “Away” o la melodía emocionante de esa gran canción que es “Pixies”.
Se hacía necesario comprobar que todo aquello que habíamos apreciado en sus directos y en un Ep inicial de 2018, se trasladara con eficacia a un elepé, más bien corto en duración (8 canciones y 34 minutos), pero penetrante y convincente de principio a fin. Pertenecen Cecilia Payne a un nuevo relevo en el rock local del botxo, ese que por fortuna añade cada vez más féminas a la causa y que en buena medida toma como primeras referencias los sonidos alternativos del rock de guitarras de los 90 en adelante, en paralelo a otras retromanías y la refrescante novedad de las músicas urbanas, y que aún quizá desarrolle fase de fortalecimiento y arraigo generacional.
Y sí, "Sun" hace efectivas las virtudes crecientes del cuarteto. El trabajo de grabación y mezclas de Iñigo Escauriza y Urtzi Iza en los estudios de Tío Pete abre espacios panorámicos por donde fluyen esas guitarras tintineantes y reflexivas, pero también pueden surcar aguas más dulces, menos borrascosas. "Rainy", a modo de colofón final, concilia ambos mundos por donde parecen sentirse igual de a gusto. El futuro estará en su trabajo y definitivamente en sus manos.
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