Sin necesidad de sacar singles cada dos semanas. Tomándose su tiempo para explorar en su propia obra y su motor vital para seguir creando. Cazzu presenta, casi por sorpresa, su último disco, “Una niña inútil”. Pero de inútil, nada. Todo lo contrario: un disco conceptual de R&B en el que cada canción se titula como algunos poemas de la escritora suizo-argentina Alfonsina Storni. Creado enteramente en cuarentena, Cazzu demuestra en este álbum su polivalencia extraordinaria en cualquier género gracias a su voz potente y precisa, que puede rapear o entonar versos de lo más agudos. Como en anteriores trabajos, sujeta la bandera del feminismo fuertemente para subrayar situaciones denigrantes y molestas dentro del patriarcado actual.
Rehúsa de etiquetas compartimento. Formándose y creciendo en el reggaetón, durante su carrera también ha probado el trap y el rap. Ahora se centra en el R&B, un estilo en el que puede jugar con su voz y llegar a registros que antes no nos había mostrado. Julietta Cazzuchelli -su nombre real- hace un cambio radical a nivel estilístico y no se estanca: también acerca su voz a estilos nuevos como el soul en "Conversación", canción en la que colabora con Chita, joven promesa argentina, o en "Queja", con el canario Choclock.
Cargado de sensualidad y elegancia a nivel rítmico, las letras destilan el miedo y el peligro de las relaciones tóxicas, así como los recuerdos que perduran a pesar de distancia y tiempo. La nueva faceta de Cazzu es, precisamente, la reivindicación de que no es solo la reina del trap, como se la denomina en Latinoamérica: es todo aquello que se proponga, incluso si eso significa crear a pleno en cuarentena. Una obra sobresaliente hecha en confinamiento para acompañar, precisamente, estos tiempos convulsos.
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