Pompeii
DiscosCate Le Bon

Pompeii

8 / 10
Sergio Ariza — 09-02-2022
Empresa — Mexican Summer
Género — Pop

Hace diez años, cuando apareció el muy reivindicable "Cyrk", recuerdo definir a Cate Le Bon como la hija galesa que nunca tuvieron Syd Barrett y Nico, pues bien, si tuviera que hacerlo con este "Pompeii", el que hace el sexto disco de estudio de su carrera, lo haría diciendo que es la suma del Bowie berlinés con la primera Kate Bush, eso sí, con mucho de una artista que ya tiene un sonido propio aunque sigue experimentando con él.

En esta ocasión estamos ante su disco más experimental y surrealista, las letras son poéticas y elegiacas. El comienzo es un ejemplo perfecto de esto y da una idea de a que suena el disco: "El sonido no desaparece en el silencio habitual, reinventa la superficie de todo lo que toca". Musicalmente todo suena intrigante y angular pero las melodías siguen fascinando como siempre, quizás sean las mejores que ha firmado desde aquel lejano "Cyrk", eso sí, la instrumentación es mucho más suntuosa, con un bajo totalmente protagonista, un saxofón que colorea aquí y allá y unas guitarras que parecen atacar la melodía en vez de acompañarla.

En esa primera canción, “Dirt On The Bed”, ni siquiera hay percusión o batería y termina con una especie de cacofonía de sonidos que dan paso al sugerente comienzo de “Moderation”, uno de los momentos más pop (aunque sin resultar obvio) del disco. Eso sí, los saxofones siguen apareciendo junto a unas líneas de bajo puestas en primer plano.

Es evidente que la principal influencia para el sonido general, y “Pompeii” es un disco con un sonido propio que se extiende por todas las canciones, es el Bowie que va de “Low” a “Scary Monsters”, eso sí, como decía, con un mucho de la idiosincrasia de la propia Le Bon. “French Boys” es hipnótica y fría, nuevamente con un bajo protagonista y unos sintetizadores distantes, la melodía es angular pero con un punto pop, aquí suena a otro artista bajo la influencia de Bowie, Gary Numan. La canción que da nombre al disco también comienza en abstracto, hasta que vuelve a entrar una melodía cálida sobre un fondo robótico. Ahí está lo que hace interesante a este disco, la suntuosidad del aventurero sonido que recubre las intrincadas melodías de la galesa.

“Harbour” es una de las canciones más inmediatas y cálidas del disco, pero, aun así, también tiene sus aristas, con guitarras ochenteras y sintes escondidos detrás del pulsante ritmo del bajo que lleva la canción. “Running Away”, otro de los adelantos, es una de las más Bowie del disco, tanto en su sonido –hay unas guitarras cercanas al Robert Fripp de “Scary Monsters”, como en su interpretación, aunque vocalmente Le Bon siempre tiene un punto de la fría distancia de Nico. "Cry Me Old Trouble" es una canción con un punto onírico tanto en la letra como en la música, En "Remembering Me" vuelven las guitarras disonantes a lo Fripp y los ecos de Bowie, aunque también hay algo del espíritu inquieto de Kate Bush, con una melodía voluptuosa rodeada de un sonido que parece arremeter contra ella.

El final llega con “Wheel” una elegía a un amor tan idiosincrático como la música de este “Pompeii”, un disco que es puro arte pop, pero, aunque en un primer momento puede parecer frío y distante, tiene dentro el fuego de una artista que sigue explorando con éxito sus propios límites.

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