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De sobras es conocido que, en muchas ocasiones, la unión de compositores talentosos no siempre acaba dando unos resultados a la altura de las expectativas generadas. Solo hay que recordar discos de reuniones como la protagonizada por los Monsters Of Folk (Jim James, M Ward, Conor Oberts y Mike Mogis) para darse cuenta de ello. Sin embargo, en esta ocasión sí podemos decir que hay bastante chicha donde hincar el diente, y las comparaciones con aquel legendario “Trío” protagonizado por tres reinas del country como Dolly Parton, Linda Ronstadt y Emmylou Harris casi, casi, casi, estarían justificadas.

Y digo casi porque evidentemente hay que salvar las distancias y colocar cada obra en su justo lugar. Primero porque no estamos hablando de country en el sentido más clásico del termino, sino de esa suerte de americana alternativa que bebe obviamente del country, pero también del folk, el rock y el indie pop dotado de ampulosos arreglos y bellas armonías vocales. Y segundo porque Neko Case, K.d. Lang  y Laura Veirs no tienen, ni mucho menos, el estatus de estrellas de aquellas, a no ser que nos limitemos tan solo al circuito alternativo, y ahí también encontraríamos diferencias. Además no deja de resultar curioso que la verdadera protagonista del álbum sea la menos afamada del trío .

Lo adivinaste,  Laura Veirs y, porque no decirlo, su marido y co-productor del álbum Tucker Martine, han sido la argamasa precisa e imprescindible para dotar al conjunto de esa unidad tan necesaria en este tipo de obras que tienen cierta tendencia natural hacia la dispersión. De hecho es la casa y estudio que tiene la pareja en la ciudad de Portland, la que se ha convertido en el centro de operaciones para que las divas den rienda suelta a sus composiciones, ya sea trabajando las tres juntas o en pareja, pero siempre con la participación de Laura Veirs en todos los temas, siendo la única que ha aportado composiciones en solitario. De hecho la mano de la Veirs se nota tanto, que por momentos el peso sonoro del álbum se decanta más hacia lo que podemos encontrar en sus propios álbumes.

Un disco que suena esplendoroso gracias al perfecto empaste de tres bellas voces que se mueven en registros similares, pero que aportan diferencias de matiz que juegan a favor de la canción. Solo hay que escuchar con atención las preciosas armonías vocales que adornan el tema de inicio “Atomic Number” para darse cuenta de ello. Tras esta, trece bellas composiciones más en las que las artistas van alternando su protagonismo vocal con registros que van de la balada soul más ligera (“Honey and Smoke”); al folk más vaporoso, como ese preciosos homenaje que Laura Veirs le rinde a la malograda cantautora Judee Sill muerta por una sobredosis en 1979 ("Song For Judee”); o el folk-rock de autor algo enigmático en el que Neko Case se erige en protagonista (“Down I-5”) pese a ser la que realiza una aportación más discreta al conjunto. Canciones preciosas, como la delicada “Behind The Armony” que ya justifican una detallada escucha de un álbum que, esta vez sí, hace justicia al talento acumulado.