Muerte y Destrucción vuelve tras “La casa de fieras”, un disco plagado de buenas canciones, pero con un sonido que no acaba de hacer justicia a la propuesta del trío madrileño. Ahora, subiendo el pistón tanto en composición como en tratamiento, abren fuego con “Darse por muerto”, un himno a la de ya que supone además la carta del presentación del disco. A “Buenaesperanza” se la ha de saborear despacio, máxime cuando después llega “La isla de los conejos”, una canción mayúscula en su sencillez, arrebatadora en su contraste entre una melodía y un ruido que en definitiva define terriblemente bien la música de Zutoia, Manel y José Carlos. “Campamento Paciencia 1916” mantiene el tipo homenajeando al hogar de Shackleton en el Polo Sur y abre paso a la acidez noventera de “Ponme una demanda” y los caminos más pop de “Contabilidad de costes”. Para culminar, en “El corazón de las tinieblas” el tributo le toca a Conrad por boca del mismo Kurtz. “Cartago” es un disco que huele a sal sobre heridas, que de tan corto te hace arrastrar los dientes y de esos que deberían romper barreras de atención imperceptibles pero reales.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.