True North
DiscosCaroline Spence

True North

7 / 10
Fran González — 07-06-2022
Empresa — Rounder Records
Género — Alt-Country / Americana

Lo que Caroline Spence nos propone con su nuevo trabajo es simple, pero no sencillo. De repente, y gracias a las sosegadas piezas de “True North” (Rounder Records, 22), nuestras manos encuentran la posibilidad de soltar la presión del día a día, los discursos sobrevenidos por el bullicio mediático y los fantasmas de la abrumadora modernidad en favor de mecernos plácidamente en un halo de calma y serenidad en el que hallamos la oportunidad de posar el foco precisamente en las mismas musas que erigen el universo particular de la artista de Nashville.

A través de su lírica preciosista, expresada bajo ese tono henchido de sueños rotos y melancolía de verano, nos adentramos en las profundidades de una mente naíf y sensible, pues Spence no duda en entregarnos un LP marcado desde el comienzo por guiños a la naturaleza y a la poesía, como bien versa ese acto de inicio dedicado directamente a la autora estadounidense Mary Oliver y a su infravalorada y denostada obra. Son precisamente esos versos de apertura, “I've been playing at the church of Mary Oliver, trying to know myself and love all of her”, los que dan alas al concepto general del álbum, firmemente caracterizado por esa búsqueda introspectiva que define las piezas del mismo y que lejos de mantenerse prieta a un género estereotipado y manido, consigue renovarlo, llevándoselo a un terreno menos purista y más pop.

Testigos de sus notorios esfuerzos por romper ese cerco que aleja al country de la escena más presente son los ritmos sintéticos que arrancan “Clean Getaway”, el tercer y más remarcable acto de su presente trabajo y donde con excelente elegancia aúna ese sonido oriundo del pop de principios de los 00s con una temática llana y sencilla (“And it's all happening now, my chickens have come home to roost, but it turns out I've been tracking mud on my boots”), pero rica en reflexión y sensibilidad (“But I thought I made a clean getaway. Thought that I could be someone else some day”), dejándonos entrever cómo su particular pasado se ha convertido en una rémora incrustada que persiste en prevalecer. Sin embargo, no podemos evitar subyugarnos cuando Spence decide entregarse de pleno al sonido de raíz y regalarnos uno de esos pasajes cálidos a golpe de pedal steel, como en “Scale These Walls”, que directamente nos transportan a un tórrido atardecer que se apaga sobre las doradas llanuras de algún punto de la geografía de la América profunda.

Dentro de esa vorágine de sentimientos y de honestidad cruda, la artista de Nashville (quien precisamente recordamos que hace no mucho nos entregó una preciosa colaboración con Matt Berninger) se descubre como un ser lleno de debilidades que, lejos de proyectarlas desde la lástima o la auto-complacencia, nos convence de la fuerza que supone el llevar la verdad sobre uno mismo por delante. Es así como Spence acaba dejando en el poso de nuestra razón un gusto a cierta esperanza, gracias a los capítulos finales de su LP (como “The Next Good Time” o “There’s Always Room”) prevaleciendo de este modo la perseverancia por encima de cualquier otra voz.

 

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