Los aires bailables se dejan entrever en el segundo álbum de Carla Serrat. Para empezar, “Kill A Feeling” es más lúcido, bailable y abierto que “Night Thoughts” (16). Después de debutar hace tres años ahora palpamos el gran progreso de una cantautora que sorprendió por atreverse con canciones de synth pop oscuro. La reflexión viste las letras de un disco que mantiene la esencia de la catalana. Y como ya ocurrió en el inicio de esta aventura, su hermano Toni da la pincelada analógica al conjunto con su batería.
“Kill A Feeling” habla de la necesidad de acabar con esos sentimientos nostálgicos y de anhelo. El título ya lo expresa, pero en “It’s A Race”, el primer adelanto que pudimos escuchar, exploramos junto a ella una relación que acaba convirtiéndose en una carrera. Es una de las canciones más bailables del álbum y funciona perfectamente para resumir las intenciones de la catalana al crear todos estos sonidos junto al productor Álex Ferrer (Sidechains), quien ha trabajado con infinidad de artistas, desde Dorian a Vitalic. Los sintetizadores protagonizan el disco junto a la dulce voz de Carla, capaz por ella misma de transportarnos a una galaxia más allá del espacio y que, por primera vez, colabora puntualmente con su hermana Joana. Sus voces se entrelazan y compaginan de maravilla.
Sobre la mitad del disco, “Skin” apuesta por un ritmo más pausado, lo mismo que “Fire” evoca las sonoridades nocturnas que ya conocíamos de ella. Subraya su cara más melancólica a partir de “A Dream”, con piezas como “Not Like You” o “Gravity”. Un disco con un llamativo arranque y que mantiene el listón alto hasta el mejor final posible.
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