De vez en cuando, del marasmo del pop contemporáneo emerge la cabeza de algún geniecillo con inquietudes y ambiciones por encima de la media. Es lo que sucede con Will Toledo (no haré el chiste fácil, no), muchacho oriundo del sur de Estados Unidos (Virginia) aunque afincado en Seattle, cuyo aspecto físico evoca a un Lou Barlow de los 80 y cuyo debut le deja a uno noqueado por su potencia melódica y honestidad.
Toledo se ha fogueado a tope en el college rock low-fi (¡once discos en Bandcamp!), y lanza ahora su debut para Matador, un doble álbum con banda que, pese a sus ambiciones desmedidas y duración a todas luces excesiva (70 minutos), se disfruta desde el primer hasta (lo que es más importante) el último segundo. No es nada fácil, y menos para un debutante.
Es cierto que la promoción le ha venido rodada: Ric Ocasek (The Cars) se echó para atrás a la hora de autorizar el uso de un fragmento de una de sus canciones, y forzó al sello a retirar los discos fabricados. Un pufo de 50.000 dólares que ha dejado tiritando a Matador y con muy mal cuerpo a Toledo, compungido porque Ocasek ni se tomó la molestia de escuchar su trabajo.
Más allá del incidente, lo importante es que un tipo que escribe títulos de canciones como “Destroyed by Hippie Powers”, “Cosmic Hero”, “Drunk Drivers/Killer Whales” o la épica “The Ballad of The Costa Concordia” (acuérdense de aquel infame capitán italiano que dejó tirado a pasaje y tripulación en pleno naufragio) merece crédito. Pero es que las letras y la música acompañan. Toledo concilia con sorprendente madurez las esencias crudas del rock clásico con el indie de los 80 y 90 (Pavement, Neutral Milk Hotel, Dinosaur Jr, incluso Nada Surf), destilando en sus letras humor descarnado y la desubicación juvenil de su adolescente álter ego.
Pese a que las canciones se van muy frecuentemente por encima de los 6 minutos (la mencionada balada llega a los 10, con un fascinante cambio de ritmo entre medias), la frescura no se resiente. Toledo absorbe como una esponja ávida de líquidos todo tipo de influencias, para llevárselas a su terreno. Un solo pero a este debut espléndido y torrencial: ¿Se habrá dejado alguna idea para el próximo disco?
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