Rafael Capaz es, sin duda, uno de los MC’s con mejor técnica del rap estatal. Ya se podía ver en Hablando en Plata que el malagueño disfruta jugando con las bases, enredando ritmos y que se le nota más que cómodo cuando tiene delante un bombo y una caja.
Su segundo disco reafirma esta teoría, buenos fraseos sobre las soberbias bases de su amigo Big Hozone, productor único y exclusivo de este álbum. Sin embargo, encontramos un pero facilón en su rap: su excesiva obsesión por el ego, la envidia y los haters, que provocan que su rap pueda llegar a resultar demasiado pesado, especialmente en un disco de veintitrés canciones. Ni siquiera las colaboraciones de Sick Jacken (Psycho Realm) y Damon Robinson consiguen quitarle a “Superhumano” la sensación de monotemático, cargado de buenos estribillos y vaciles ingeniosos, sí, pero difícil darle una vuelta de tuerca más.
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