No, no. Este es Xabel. Como su hermano, también emplea una voz cansada para contar historias de mentiras y traiciones, y también recorre los vericuetos del folk rock de tintes americanos para musicarlas, pero es Xabel Vegas.
Lleva más de diez años en el mundo de la música, sentado ante la batería de Manta Ray y, ahora, el asturiano se levanta para debutar como cantautor y como líder de un racimo de buenos amigos. Sólo el atrevimiento ya es digno de respeto. Se estrena con un mini disco muy personal, con cinco temas largos, dilatados (“Dinamita” supera los ocho minutos), apoyados en pulcras introducciones acústicas, golpes guitarreros y letras despojadas de ripios, más narrativas que líricas, cantadas en castellano. Xabel pone la voz y también se encarga de las guitarras y la batería, mientras las segundas guitarras, el bajo y los teclados de Eras Sánchez, Jon Álvarez e Iker González se encargan de la ira en su justa medida. Es valeroso este debut, más cuando en España no faltan músicos que combinen la poética de la experiencia con la desazón. Y eso Xabel Vegas debe saberlo bien. Sirven las palabras del tema que cierra el disco para describir su panorama: “Sé que voy a sufrir y mi voz arderá/como pólvora seca”.
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