Cuarto disco largo de The Bones y otra prueba más de que los suecos son un valor fiable. Directos a la yugular, parece que su leit motiv sea dejar en evidencia a los punks de plastilina que tan fácilmente se encaraman en lo más alto de algunas listas.
Y nada mejor para lograr su objetivo que pisar a fondo, soltar riffs canallas a diestro y siniestro y acompañarlos con, ahora sí, líneas vocales que flirtean con el lado melódico del punk. Efectivamente, The Bones son íntegros, incorruptibles, tienen las ideas claras, pero también deben cargar con las limitaciones que conlleva insistir una vez más en patrones archiconocidos. Así pues, su aportación a la vasta escena punk escandinava no consiste en diferenciarse, ni a nivel de sonido ni de composiciones, de los referentes que todos tenemos en mente, sino en mantener viva la llama de la autenticidad con trallazos tan certeros como “Destination X”, "Not Predictable" o la cachonda “She Hates Me (Yeah Yeah Yeah)”. Algunos dirán que es más de lo mismo, y quizá tengan razón, pero servidor, que ya no es precisamente un chaval, no ha podido permanecer quieto mientras sonaban los temas antes citados. Por algo será.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.