Buena Vista Social Club 25 aniversario
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Buena Vista Social Club 25 aniversario

10 / 10
Don Disturbios — 20-09-2021
Empresa — BMG
Género — World Music

En estos tiempos en los que tenemos acceso a cualquier archivo sonoro a golpe de click, hay que hacer muy bien la reediciones para que los fans no tengan reparos a la hora de rascarse el bolsillo. De hecho, hay que pensar más en el envoltorio que en el contenido sonoro, y darle mucho lustre a la caja para que provoque la salivación de cualquiera. Pues bien, justo eso es lo que causa esta lujosa reedición con motivo de los 25 años de las históricas grabaciones del Buena Vista Social Club. Un maravilloso regalo que contiene dos hermosos vinilos de 180 gramos, más dos Cd's recogidos en un estupendo libro que contiene textos explicativos de aquel histórico encuentro, además de numeroso retratos fotográficos de los músicos implicados en la grabación, pero también de una Habana que se sabe igual de protagonista y cuyo viejo misterio se cuela en los surcos de la música. Información detallada que nos ayuda a poner en contexto un disco que, como muchas obras de arte, surgió en realidad por culpa de un fallo, pues la intención inicial del productor ejecutivo Nick Gold era otra muy distinta.

Para explicar de forma resumida el accidente que provocó el Buena Vista Social Club y con él el rescate del olvido mundial de estas viejas figuras de la música cubana, podríamos decir que Nick Gold lo que quería hacer en realidad era un álbum que conectara la música africana con la cubana, para demostrar y poner de relieve los lazos que existen entre ambas. Fue esa misma intención la que le llevó a contactar con Ry Cooder para que realizara de coordinador y estableciera los puentes de comunicación necesarios, habida cuentas del éxito que había tenido dos años antes el guitarrista estadounidense (Grammy incluido al mejor álbum en la categoría de World Music) con el disco hecho a pachas junto al también guitarrista maliense Ali Farka Touré. Pero vete aquí que un problema con los visados impidió que la expedición africana aterrizara en la Habana y hubo que improvisar tan solo con la facción cubana, dando lugar al más maravilloso rescate del cancionero cubano, así como de las viejas glorias del son y el bolero. Figuras que fueron  aupadas todavía más por la posterior grabación cinematográfica, por parte de Win Wenders, de los dos conciertos de presentación del álbum. Lo demás ya es historia y bien sabida.

Es curioso porque el propio Ry Cooder ha explicado, en unas recientes entrevistas de promoción de la caja, que la participación de la gran cantante Omara Portuondo también fue fruto de la improvisación y la casualidad. Pero es que cualquier que haya estado en Cuba, sabe de lo mucho que se presta la isla a que el azar intervenga en el destino. Resulta que Omara Portuondo estaba grabando su propio disco en otra sala del estudio y, tras insistir el propio Ray Cooder unas cuantas veces, lograron por fin que su voz dejara huella en ese maravilloso dueto junto a Compay Segundo que es “Veinte Años”. Y es que ese ambiente distendido, pero muy profesional por tratarse de auténticas leyendas de la música popular cubana, es justo lo que se percibe en el disco. La mezcla perfecta entre experiencia, pericia y juego. Esa es la magia de unas grabaciones que tiene en el segundo de los discos más de una sorpresa en forma de canciones inéditas que no vieron la luz en su día. Es el caso del dúo entre Eliades Ochoa y Compay Segundo en “Vicenta”, tema en el que incluso se puede escuchar como reclaman que cierren la puerta del estudio. También es especialmente relevante “La Pluma” grabado por el gran Compay Segundo junto a su banda Los Muchachos o esa maravilla compuesta también por Compay que se llama “A tus pies”. Pieza más que digna para haber entrado en el primer álbum. Un Compay que por desgracia tuvo hasta 2003, año en el que fallecía en su querida Habana, para saborear las mieles de inmenso éxito del álbum y la película y que, como el propio Ry Cooder ha declarado , era un pequeño dictador que imponía con mano férrea su visión de cómo tenían que sonar los temas, pero cuya opinión nadie ponía en duda.

En definitiva, una maravillosa ocasión para adentrarse de nuevo en unas grabaciones que pusieron a Cuba en el mapa, gracias a un par de estadounidenses  en un ejercicio de distensión y hermandad a través de la música que debería haber causado ejemplo de lo pudo haber sido y no fue. Y es que veinticino años después no parece que las cosas hayan ido a mejor en la sociedad cubana, sino más bien todo lo contrario.

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