Desde los madriles recibimos la propuesta musical de Bruma. En este caso se presenta en largo formato y con la vitola de contar con el apoyo discográfico del exquisito sello Forbidden Colors del mago Aitor Etxebarría. En ‘Far From Me’ este músico capitalino demuestra que, la feliz colisión entre electrónica y acústica, no tiene secretos para él. Sobre todo, cuando la utiliza para emocionar desde la creación de texturas naturales al estilo de Jon Hopkins, James Blake, Nicolas Jaar o el mimísimo Thom Yorke. Aunque, quizá, es a Matthew Dear al que más aproxima por su querencia inherente al soul technificado de alma pop. Y a Ed Is Dead, o al propio Extebarría, si nos adscribimos a lo nacional.
Este álbum, que ha sido creado y grabado entre Madrid, Berlín y Mallorca, sirve par a, además de descubrirnos a Bruma, proponernos una evasión ensoñadora por entretelas digitales tratadas meticulosamente, de forma artesanal, tan a mano como a máquina. Pero lo más importante es que aquí todo suena bien y en su sitio. Y a través de cortes como ‘Come Closer’ -oración taciturna, en clave spoken word, con toque crooner-; la tristona modulación sonora de ‘Heal’ o el suave ambientalismo minimalista de ‘Funkhouse’ o ‘Casa Bella’ deja patente que lo suyo es conmover más que mover.
La sencillez, la fragilidad del devenir diario, la búsqueda de la belleza sin estridencias, la suave brisa del amanecer en verano… todo ello converge en este ‘Far From Me’ que pone en el mapa a un productor talentoso y emergente, con más pinta de músico que de otra cosa, que viene para quedarse.
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