Aunque adoro el boogaloo, un exceso de éste me da jaqueca. Lo mismo me pasa con la batucada, ciertas partes de la música brasileña y otras formas de música fusionante hispanoamericana. Ese es mi problema, no el vuestro; “I’ll deal with it myself”, que dijo Kevin Rowland.
Candido, por la parte que le toca, merece algo más que un simple comentario de alguien con dolores de cabeza. Gran renovador de la música afro-cubana, Candido ha sido relevante en cada una de las etapas que ésta ha seguido, incluso las más contemporáneas (¿Hará falta recordar ese “1000 Fingered Man” que sonaba en el Paradise Garage un día sí y el otro también?); en este “Brujerías de Candido”, el hombre de los dedos de adamantium se reparte entre la conga furiosa y la balada mortecina en lo que parece ser un clásico de la época, con discos que debían servir para todas las partes de un baile en la más pura tradición latina. En consecuencia, como pasa con las reediciones de Perez Prado en Rev-Ola, algunas partes son dignas e inspiradas, otras simples concesiones a la balada de moda, y eso reduce el peso específico del álbum. Buscad sólo las que no hacen bailar agarrado a señoras.
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