Buenos tiempos para Black Dice. Porque es el momento en que marcianadas de primos hermanos como Animal Collective, Gang Gang Dance o Liars acaparan casi tantos parabienes del público como de la crítica. Y porque su sello, DFA, tal vez ya no sea la firma más cool del planeta, pero ha dado el salto definitivo de la mano de LCD Soundsystem, que financia la plena libertad creativa de perros verdes como los que nos ocupan.
¿Va a cambiar eso las cosas respecto a la brutalidad noise de “Beaches And Canyons” y “Creature Comforts”? Pues no demasiado, la verdad. Black Dice se muestran en su tercer largo un poco menos dispersos que antaño, incluso por momentos parecen hacer un quiebro de cintura que los ponga a bailar, pero en esencia siguen siendo los mismos: largos instrumentales de diez minutos, melodías más intuidas que evidentes y una constante vocación rítmica que en algún momento coquetea con el ruido descontrolado, conjugando las electrónica con el baquetazo tribal de toda la vida. En definitiva, los amantes de 4x4 pop-rock deberían mantenerse al margen o comprar un tubo de aspirinas. A los masocas experimentados que castigan sus oídos hasta hacerlos sangrar les sabrá a poco por intelectual. Y el resto, modernos y exploradores de nuevas sensaciones, nos vamos a topar con a una banda que avanza con paso firme.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.