La historia de la música popular está repleta de casos en los que se confirma que la unión de talentos no suele dar como resultado un producto a la altura de los mismos. De Audioslave a The Firm, hay un montón de superbandas que no han ido más allá de la efímera repercusión que sus artífices de lujo han causado a corto plazo.
Pues bien, tomen nota de otra de ellas: The Raconteurs es la banda de dos chicos de Detroit que responden al nombre de Jack White (The White Stripes) y Brendan Benson quienes, con la ayuda de la base rítmica de The Greenhornes, acaban de editar este Broken Boy Soldiers tan desigual como disperso. Con un inicio ciertamente epatante y esperanzador como es ese power-pop brillante que podría encajar sin rechinar en la discografía de Redd Kross y de nombre “Steady As She Goes”, cuesta creer que el disco vaya perdiendo fuelle a la velocidad con que lo hace.
Y el problema principal es cuando caen en las aguas del hard rock setentero ramplón y desgastado al que no le saben poner el lustre que bandas como QOTSA sí saben, ni tampoco la fiereza y buen hacer que gastan los siempre efectivos Mother Superior o la locura delirante de unos Mars Volta. Ni lo uno ni lo otro.
Por eso acaban por sumergirse en las turbias aguas de la indefinición pasando del blues-rock casposo a lo Free (“Level” o “Blue Veins”) al obvio medio tiempo pop deudor de los Beatles (“Together”) o de Marc Bolan (“Call It A Day”).
Esta genial este disco