Que el romanticismo vuelve puede parecer, a estas alturas, un vaticinio exagerado o incluso una perogrullada: la globalización despierta el rugido exclusivista de cada nación; la Forma vuelve a supeditarse al Contenido (algunos deberían releer o –por qué no– descubrir las “Lecciones de estética” de Hegel); cantantes como Shara Worden, cabeza pensante de My Brightest Diamond, pueden afirmar sin ruborizarse “You´re Beautiful And Terrible”, eje de tantas novelas góticas que hoy más que nunca vuelven a ser leídas con fruición.
Su debut “Bring Me The Workhorse” esconde pasión, desengaño y locura a raudales, igual que en su tiempo lo hizo el ciclo de poemas convertidos en lieder gracias a la varita mágica de Schubert. Claro que lo que antaño se transmitía a través de la llamada música clásica hoy deviene arte gracias a la ductilidad del pop, orquestal a ratos, intimista en otros, de Shara Worden, que ha firmado un disco bello y terrible –parafraseando otra vez “Something Of An End”, una de sus composiciones más logradas– e incluso nos atreveríamos a afirmar que único, pese a lo universal de la propuesta.
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