Dudas y un interrogante gigante marcado en rojo era lo que se planteaba con respecto al nuevo disco de Drive By Truckers. Había una ligera incertidumbre de que el probable vacío creativo llamaba a sus espaldas. La marcha de Jason Isbell, la más discreta acogida de “A Bleesing And A Curse”, y el papel algo gris de los Truckers en “The Scene Of The Crime” de Betty Lavette, eran en parte posibles causantes de esa supuesta crisis, que parecía más ficticia que real.
Para paliar la fuga, se agencian a John Neff, un maestro de la pedal steel, y para convencer a incrédulos paren un disco que, sin duda, se sitúa por meritos propios en lo más alto de su podium particular. La filosofía ambiciosa y codiciosa de “Southern Rock Opera” –aquí también hay diecinueve cortes- aplicada a la sobria robustez de “The Dirty South”, que unidos a las ideas brillantes cristalizadas en “Decoration Day”, dan como resultado este soberbio “Brighter Than Creation’s Dark”, ante el que medio mundo empieza a deshacerse en elogios. ¿Novedades? Unas cuantas. Spooner Oldham, la leyenda del R&B, es un invitado de honor a las teclas durante todo el álbum; Shonna Tucker se descubre como una vocalista extraordinaria –los coros de “Two Daughters And A Beautiful Wife” endulzan, y en la titular “Home Field Advantage” le sale el tigre que lleva dentro-, y David Barbe, productor que para DBT es como una especie de quinto ‘beatle’ tras los controles, ha logrado que los de Athens suenen como una maquina moderna y precisa. En la antibélica “The Righteous Path”, Patterson Hood paladea cada nota como si fuese la última; en “3 Dimes Down” el grupo se lanza con uno de sus números más rock, para más tarde conmovernos con “Bob”. Tampoco podemos dejar pasar por alto la pedal steel que suena a gloria durante los siete minutos de “The Opening Act” o el homenaje al western de John Ford en “The Monument Valley” y la enorme “That Man I Shot”, toda una demostración de sinceridad.
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