Five Dice, All Threes
Discos / Bright Eyes

Five Dice, All Threes

7 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 30-09-2024
Empresa — Dead Oceans / Popstock!
Género — Indie folk

Casi todo este disco de Bright Eyes huele a madera seca y hojarasca. De esa que cruje bajo tus pies. A cuerdas de guitarra acústica, a mandolina, a voz rasgada. También un poco a piano y a trompeta. A dicción dylaniana y a tradición folk rock. Que nadie espere un giro de guion a lo que Conor Oberst nos viene ofreciendo desde hace veintinueve años y diez álbumes (este es el que hace once). De hecho, quería que esto reconectara con sus orígenes. ¿Significa eso que es un álbum monocromo, monolítico, monótono? Pues tampoco. Brinda una buena heterogeneidad dentro de su fórmula. Un pelín largo, eso sí: creo que hay que ser muy fan fatal para endilgarse estos 51 minutos en trece cortes de un tirón. Y tiene dos colaboraciones bien pintonas, que de ningún modo huelen a featuring en busca de más visibilidad: la de Cat Power en la sinuosa “All Threes”, en modo piano bar nocturno, y la de Matt Berninger en la bonita balada “The Time I Have Left”, ambas muy cercanas al ideario de sus invitados: encajarían en un disco de Chan Marshall y The National. Son duetos, no aportaciones cosméticas. Transmiten la veracidad de los amigos que se juntan por el placer de tocar. Ninguna fue adelantada como single.

La aleatoriedad de nuestra existencia es coartada argumental: de eso trata “Bells and Whistles” y la apertura homónima que abre la secuencia, un minuto y medio de diálogos en torno a una mesa de juego con interferencias salidas de un televisor (¿o es una radio?) maltratado por el zapping de un espectador inquieto. Conor quiere que nos situemos, que nos metamos en harina desde el minuto uno. Empezó tan joven en esto que aún me sorprende cuando en “Bas Jan Ader”, inspirada en la historia de un artista holandés de performance del siglo pasado que se adentró en el Atlántico para no volver jamás, nos dice que pensó que nunca llegaría a cumplir los 45 (aún tiene 44). Es una de las siete canciones en las que cuenta con Alex Orange Drink (de los punkarras The So So Glos) a la escritura compartida: en “Rainbow Overpass”, rock and roll desmelenado, es donde más se nota el acicate que ha supuesto contar con él. Savia joven para un lenguaje, reconozcámoslo, clásico. Hay aromas tex mex a lo Calexico en “El Capitan”, un solo de guitarra neilyoungesco en la ácida “Hate”, un guiño – confeso, lo revela la nota de prensa – a Frank Black en “Spun Out” y, sobre todo, la sensación de que se lo han pasado en grande grabando esto, conjurando la crudeza de aquello que se registra en vivo y sin segundas tomas. Aquí te pillo y aquí te mato. Mike Mogis, Nate Walcott y él, junto a una amplia nómina de instrumentistas. Todo autoproducido. Ojalá vinieran a presentarlo por aquí, aunque no parece muy probable. Depararía unos buenos momentos de excitación.

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