Fue el 28 de junio de 2009. El Hyde Park londinense acogía la última jornada del Hard Rock Calling, festival con un cartel en el que relucían nombres de la magnitud de The Killers, Ben Harper, The Pretenders, Echo And The Bunnymen, Mumford & Sons, Neil Young o Bruce Springsteen & The E Street Band, principal reclamo de la velada de clausura. En un momento de su actuación, Springsteen exclamó "Is Brian around?". Brian era Brian Fallon, el rubiales líder de The Gaslight Anthem, grupo que había actuado poco antes aquella misma tarde y del que el Boss (como él eran de Nueva Jersey) se había declarado abiertamente fan. Juntos atacaron una tremebunda versión del "No Surrender". Aquel fue el día en que el mundo descubrió a Brian Fallon.
A medio camino entre los Social Distortion de Mike Ness y el mismo Bruce Springsteen, The Gaslight Anthem se formaron en 2006 separándose nueve años más tarde. Grabaron cinco discos, destacando la triada conformada por “The '59 Sound” (08), “American Slang” (10) y “Handwritten” (12). Tras su disolución, Fallon se lanzó en solitario, debutando por libre con una referencia tan brillante como “Painkillers” (16). En un movimiento similar al de Chuck Ragan de Hot Water Music; sin compañía, el ahora cantautor se alejaba de las formas más efervescentes del rock, aquellas que limitan con el punk, para adentrarse en el mundo del country y el americana. Bruce Springsteen seguía siendo el referente, pero ahora el de discos como “Nebraska” o “The Ghost Of Tom Joad”. Universo de influencias donde también se filtraban nombres como Steve Earle, Ryan Adams, Lucinda Williams, Jesse Malin, Wilco... Con estas coordenadas sonoras perfiló su segundo largo, el de nuevo altamente interesante “Sleepwalkers” (18).
En esa perfecta progresión aritmética de disco nuevo cada dos años, Brian Fallon retorna este 2020 con su tercera entrega soleras: “Local Honey”. Modelado con la ayuda de Peter Katis, productor con una nómina de clientes donde figura gente como The National, Interpol, Death Cab For Cutie o The Get Up Kids, entre muchos otros, el de Nueva Jersey firma ocho piezas (un álbum ciertamente corto) donde vuelve a reivindicarse como un trovador de corazón roto, forajido en eterno proceso de redención, con una sensibilidad especial para firmar sobrecogedoras progresiones de acordes. Y pese a que esta no es su mejor obra, ahí restan para siempre composiciones del calado "When You're Ready", "21 Days" o "I Don't Mind (If I'm With You)".
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