El éxito de Derby Motoreta´s Burrito Kachimba o incluso Alcalá Norte, hace ver que algo se está moviendo en la escena nacional del rock. Propuestas cuajadas en el local del barrio afloran y bolo a bolo llegan a un público amplio con hambre de escuchar cosas pegadas a la tierra, y no tanto proyecto de laboratorio o universidad.
Nerea Santotomás, líder de Brava, viene de Aluche, uno de los barrios más populares del sur de Madrid (y todavía sin huella de gentrificación), y apuesta por abrazar lo que son sin complejos. Saben que el momento es propicio, que los prejuicios se diluyen, que todo es cuestión de ciclos, e irrumpe con un debut en el que reivindica el rock de barrio. Con influencias que van del del rock cañí o urbano, y el faro de Rosendo, Aurora Beltrán, Robe Iniesta, Luz Casal o Ramoncín, tan ajenos a ciertos ambientes.
Del sonido se encarga David Baldo (Carlangas, Aiko El Grupo, Repion), que apuesta por un enfoque naturalista que favorece a un grupo que exhibe su pericia instrumental y capacidad para combinar sin despeinarse rock fibroso, funk e incluso toques latinos, en canciones dinámicas con insospechados giros.
En sus letras, la vocalista hace un trabajo impecable recuperando una terminología castiza transmitida generación a generación y que se hace perfectamente natural en cortes como “En carne viva”, “Farolero”, la rockera “Muy profesional” -la sombra de Leño es alargada- o “Perrx”, la más rítmica del lote. En ellas, va contando pequeñas historias del barrio y desvelos sentimentales, que tienen la gracia de arrojar luz femenina a un género normalmente sobrado de testosterona.
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