A estas alturas, con "Brat and It's Completely Different but Also Still Brat" siendo el tercer lanzamiento relacionado con “Brat” en lo que llevamos de año, queda claro que el álbum de Charli XCX es, más que un disco, un fenómeno cultural, una especie de saga o movimiento que se ha apoderado de la conversación en el mundo del pop y con el que todos quieren estar asociados.
El casting para este disco de remixes que, como todo lo relacionado con “Brat” es mucho más que eso, se puede leer como un quién es quién de la música pop del Siglo XXI, pero es que su reparto ha sido más comentado que el de muchas superproducciones, logrando un disco que es exactamente lo que nos dice su título, es "Brat" pero completamente diferente pero sigue siendo "Brat" y además tiene esas tres canciones extra que ya nos dio poco después.
El caso es que el disco está bien y es original pero puede que no sea esa nueva obra maestra que muchos nos esperábamos cuando los dos primeros adelantos se convirtieron en la mejor canción de todo el proyecto, la colaboración con Lorde, y la más popular, por lo menos en Spotify, la colaboración con Billie Eilish. Las dos funcionaban tan bien que parecía que íbamos a tener otro contendiente a disco del año, pero entre el resto de colaboraciones hay mucha diferencia, las hay muy buenas, buenas, algunas que no funcionan y otras que, sin estar mal, no llegan a la altura de la original.
Como decía los dos grandes momentos ya los habíamos escuchado, lo de "Girl, so confusing" con Lorde es milagroso, cogiendo una gran canción que podría haberse interpretado como un 'beef', ya que en la canción original Chari hablaba sobre otra artista con la que la habían comparado y hablada de cómo no sabía se sentía insegura a su lado, no sabiendo si se llevaban bien o mal, porque cuando intentaba quedar con ella, la otra nunca aparecía. Todo el mundo supo que estaba hablando de Lorde, así que cuando la neozelandesa metió su parte a la canción, mostrándose totalmente vulnerable y abierta sobre cómo sus propias inseguridades le habían llevado a eso y convirtiendo la canción en una especie de resolución de un malentendido, redondeando la canción y convirtiéndola en uno de los himnos de lo que llevamos de década. El otro gran momento llega con "Guess", en la que la química que derrochan Charli y Billie Eilish convierte uno de los tres descartes del disco original en un temazo sexy e imparable en la pista.
El inicio con "360" está también bien, aunque con ese riff sintético es casi imposible fallar, pero esté bien ese homenaje a Robyn que lleva haciendo bailar a la gente por su cuenta desde 1994. La presencia de la española Bb Trickz en “Club Classics” demuestra que Charli no juega solo sobre a seguridad de los grandes nombres y apuesta por dar oportunidad a savia nueva, eso sí su aportación volverá a traer las consabidas comparaciones con Icy Spice.
Otras canciones, sencillamente, no llegan al nivel de las originales, por ejemplo las nuevas versiones de "Apple" o "B2b", mientras que "I Might Say Something Stupid" con The 1975, convierte una bonita canción de menos de 2 minutos en una aburrida demostración de que Matty Healy se podría haber quedado fuera sin que se le hubiera echado mucho de menos.
Aun así, por lo general, las nuevas versiones están bien, y aunque no superen a las originales, son una agradable compañía para ellas, por ejemplo, Ariana Grande en "Sympathy Is A Knife", Caroline Polachek convirtiendo el "Everything Is Romantic" de Charli y El Guincho en una canción que suena totalmente suya, Troye Sylvan también parece estar pasando uno de los momentos de su vida en "Talk Talk", mientras que Julian Casablancas vuelve al autotune y suena como si se hubiera vuelto a juntar con Daft Punk en “Mean Girls”.
En definitiva, un disco que complementa a la perfección el fenómeno "Brat" y lo sigue manteniendo en lo alto, pero, a pesar de algunos grandes apuntes, no consigue alzarse como una obra de entidad propia más allá de su alargada sombra.
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