Aunque Brooklyn no es conocido precisamente por sus playas, la música de las neoyorquinas Boytoy parece instalada debajo de una sombrilla de la Brighton Beach. Su segundo largo, “Nigh tleaf”, recupera las buenas vibraciones de la música surf de los 60’s (“It’s Alright”, “Mary Anne”, “Juarez”) y añade algo de rock psicodélico de los 70’s (“Pretty One”) y una pizca de indie rock 90’s (“Static Age”, “Cold Love”).
El presente “Night leaf”, su tercera referencia contando un EP de presentación homónimo, fue parido en un rancho en Topanga Canyon, en California, rodeados de perros y animales de granja, bajo las órdenes del productor Kyle Mullarky (The Growlers, Allah-Las), quien no pudo evitar grabar unas líneas de bajo para el tema “I Get Distant”.
Boytoy se formaron en el 2013 de la mano de las guitarristas Saara Untracht-Oakner y Glenn Van Dyke, después de probar suerte con otras formaciones como You Can Be A Wesley y Beast Make Bomb respectivamente, a las que se unió a la batería Chase Noelle (exThelma and the Sleaze) en el 2016. Con la incorporación de la bajista Lena Simon (La Luz) el grupo ganó en consistencia y firman un disco ligero pero al mismo tiempo compacto y consistente.
A diferencia de otras bandas actuales que anteponen la frescura por encima de la ejecución, este disco de pop sorprenderá a más de uno por el buen hacer de Boytoy, tanto vocal como instrumental. A ratos pueden sonar como la versión playera de The Runnaways y en otros, a las cañeras Dead Vally.
Su primer largo, “Grackle”, sonaba mucho más salvaje, incluso punk (recordemos las fieras “Your Girl” y “Poison Breeder”). Por el contrario, los temas de “Nigh tleaf” se caracterizan por su luminosidad y, sobre todo, pulcritud. A menudo las bandas intentan camuflar sus carencias en la distorsión, pero estas cuatro jefas tocan en limpio sin problemas siempre que lo requiera la canción.
En los tiempos que corren, mención especial merece el nombre de la banda. Un hombre de juguete o ‘boy toy’ es una manera informal de referirse a los chavales jóvenes y atractivos que mantienen una relación con una mujer madura que solo busca diversión. En otras palabras, la versión masculina de la llamada mujer-florero. Así, su nombre también es una declaración de intenciones y el mensaje queda muy claro, sobre todo después de escuchar este fantástico disco: ellas mandan.
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