Ya tenemos más que asumido que hoy todo va demasiado deprisa. Tan rápido que un grupo puede acaparar la atención de medio mundo sin haber publicado ni siquiera el álbum de debut. Todo el mundo quiere ser el máximo valedor de la banda y exhibir con orgullo una camiseta con la frase “yo los descubrí primero” estampada con grandes letras doradas. Pero sabemos cuál es el riesgo de los ascensos meteóricos: que la caída puede ser igual de acelerada y que por tanto corres el riesgo de caer en el olvido con la misma facilidad. Pues bien, algo de esto sucede con este cuarteto estadounidense, que se está convirtiendo en ese grupo en boca de todo el mundo sin innovar absolutamente nada, es decir, a base de hacer lo que se lleva cociéndose sin interrupción durante más de cincuenta: Rock y soul enérgico y contundente, muy bien hilvanado eso no lo pongo en duda, y sustentado en canciones que van más allá de lo resultón.
La clave reside en combinar una cantante con más garra y pasión que técnica, con un colchón musical cercano al sonido “Stax” y por tanto de aroma tan crudo como sureño. Una especie de combinación entre los primeros Black Crowes y los Bellrays menos asilvestrados. Si a eso le añades que tienen un puñado de temas tan buenos que hasta jurarías que son una versión de un clásico (“Hold On” podría haberla compuesto Steve Cropper para Otis Reading, Rod Stewart hubiera añadido de buen grado “Hang Loose” en su repertorio y tampoco cuesta tanto imaginarse a Sam Cooke cantando “You Ain’t Alone") ) pues ya tienes la ecuación perfecta para que hasta Jack White se los lleve de gira. ¡Qué listo el tío!.
Un album muy bueno. Nada rompedor, nuevo o experimental, pero tienen algunas canciones excelentes, y la voz de Brittany y la música, magistrales. La voz de Brittany suena como un cruce entre Janis Joplin, Aretha Franklin y la recientemente fallecida Etta James.