Borrokan es uno de esos grupos a los que es imposible encasillar en corriente alguna: ellos son su propia corriente y su propio flujo de ideas. Se trata de mentes creativas y músicos curtidos en mil batallas, pero lo que los hace especiales son sus impresionantes e imaginativos ritmos. Tan enrevesados y endemoniados como sugestivos, huyen del clásico esquema del 4 x 4 para ofrecer algo más, ese plus que los hace únicos. Solo hay que escuchar con atención y dejarse llevar. “Landareak eta paretak”, “Ezinaren garraiolariak” y “Noiz da gero” son claros ejemplos de su querencia por mantener la tensión con notas suspendidas en el aire. Además, las canciones tienen poco de improvisación, tal y como me reveló el grupo. Y, a pesar de no haber casi rimas, el trabajo está en cuidar la fonética y musicalidad de los versos. Consiguen mantener al oyente a la expectativa en todo momento, lo que les aúpa a ser de lo más interesante de estos tiempos.
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