No sabemos a qué obedece que ahora Eagles Of Death Metal (aunque grabe solo su líder) publiquen este disco de versiones cuando esto hace más de dos años que está grabado. Que lo hayan tenido tanto tiempo en la nevera puede responder a que todavía no tienen material de base para un disco propio, y antes de que se escape más el tiempo, lo mejor es hacerle llegar a los seguidores de la banda este entretenimiento de primera, un trabajo que funciona bien como excusa para exhibirse.
Con todo el sarcasmo e ironía presente en el mismo título y en la portada (obra de su amigo Josh Homme), el grupo californiano ha cogido canciones que les representan y las llevan a su parcela. Lejos de calcarlas, Jesse Hughes hace todo lo contrario, les pone sal y pimienta, amplias dosis de humor y las reconstruye acercándolas a su estilo. Habrá quien las disfrute y quien se ponga las manos a la cabeza escandalizado una vez escuchado el resultado.
Curiosamente, Hughes y los suyos se moderan mucho en las canciones con las que podrían pasarse más de rosca, casos de “God Of Thunder” (Kiss) o “Careless Whisper” (George Michael, y quizás la canción que se toman más en serio). En la selección no podía faltar la provocación a costa de Guns N’Roses y su “It’s So Easy” (aún esperan a reunirse con Axl Rose en Navidad para grabar dos canciones juntos), ni mucho menos un respetuoso homenaje a AC/DC (con un medley de “High Voltage” y “It’s A Long Way To The Top”). Hughes hace un doble guiño a sus amigos Josh Homme y Brody Dalle –esposa de Homme– con las relecturas de Queens Of The Stone Age (“Long Slow Goodbye”) y The Distillers (“The Hunger”).
Por otro lado, tiene gracia escuchar como transforman el “Beat On The Brat” de Ramones en una canción de la época bailable de The Rolling Stones, y es algo previsible el cover de “Moonage Daydream” de David Bowie, pero también hay momentos algo absurdos. Entre los mayores candidatos están las tomas de Mary J. Blige (“Family Affair”) o Kenny Rogers (“Just Dropped In (To See What Condition My Condition Was In)”). Así que “Boots Electric Performing The Best Songs We Never Wrote” es un disco que se disfrutará más o menos dependiendo de tu tolerancia y de si estás o no receptivo al cachondeo de Jesse Hughes y su banda, porque aquí todo vale.
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