Hay discos capaces de subirle a uno el ánimo en cuestión de segundos. Lo nuevo del guitarrista y cantante Omara Moctar, más conocido como Bombino, es un ejemplo claro. Después de hacerse un hueco con su anterior largo, “Nomad”, entre las cada vez más interesantes propuestas blueseras que llegan de las regiones del Sáhara y el Sahel –léanse artistas como Terakaft o Tinariwen–, este defensor de la cultura tuareg aterriza con un compendio de canciones a caballo entre la música de su Níger natal, el rock de los grandes guitarristas del siglo XX (“Iyat Ninhay Jaguar”), el ‘tuareggae’ (“Iwaranagh” y “Timtar”) y el folk de guitarras limpias y reverberadas (“Inar”).
“Azel” suena al disco que hubiesen hecho juntos José González y Raimundo Amador después de pasarse un año entero en el desierto, pero con una diferencia: solamente un tuareg expulsado de su país y comprometido con su pueblo como Bombino puede otorgarle veracidad al asunto.
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