Se veía venir en base a los singles previos y, en efecto, Bodega se postulan con su tercer álbum como candidatos en firme a mejor disco de indie-pop/rock de guitarras y aspecto “clásico” de la temporada. Lo hacen con quince canciones concentradas en un total de cuarenta minutos durante los que al combo le da tiempo a disparar en diferentes direcciones, con balas de formas bien conocidas dentro de la escena.
Guitarras en primer plano, un puñado distorsiones y punteos, buenas melodías, algunos estribillos interpretados con aparente despreocupación... todo envuelto en un sonido algo crudo que aumenta el realismo (y, de paso, el encanto) de las propias creaciones. Una marmita en la que tienen cabidas influencias del jangle-pop ochentero de The Feelies o los primeros R.E.M., junto a The B’52s, o grupos sagrados de los setenta como Television o Talking Heads, con un ojo siempre puesto en la new wave y sin hacer ascos a ramalazos de shoegaze, post-punk, psicodelia y pose arty.
“Our Brand Could Be Yr Life” es un vívido imaginario de influencias y sonidos, en el que los norteamericanos asimilan referentes sin medida y las vomitan de vuelta en forma de inspiradísimas composiciones que no decepcionarán a los aficionados a dichos nombres. Un álbum conceptual sobre la actual mentalidad corporativista del rock y, ante todo, un homenaje en toda regla que deriva en elepé entretenidísimo al que se puede volver una y otra vez sin miedo al hastío, gracias a mayoría de destacadas que incluyen ese himno instantáneo que es “Tarkovski”.
Un paso de gigante para el grupo liderado por Nikki Belfiglio, que deja la sensación de haberse dado el gustazo de crear el álbum que su instinto señalaba, acertando gracias a unas canciones de notable alto que no bajan intensidad ni rayan por debajo de unos parámetros mínimos de calidad. En efecto, “Our Brand Could Be Yr Life” es un elepé de obligada aparición en las próximas listas con lo destacado del año.
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