Imaginamos a los miembros de Salvaje Montoya entrando sin llamar en una fiesta a la que no han sido invitados, dejándolo todo manga por hombro y marchándose entre risas. Es la imagen que ofrecen pero también a lo que suenan. Una de esas bandas que dan lo que prometen, presentando en “Boda rumana” una propuesta que cruza el garage más tradicional en la estela de The Sonics con ese aroma western pero de irresistible toque español que tan bien trabajan bandas como Los Coronas, además de una querencia principal por la juerga que suponemos sería bien recibida en casa de Los Tiki Phantoms. La banda liderada por Valentino Montoya se ríe de las canciones de amor y del snobismo de la noche barcelonesa al tiempo que se lanza con ritmos latinos y tronchantes diálogos y teatralidad, confirmando para nuestra suerte una total ausencia de complejos en temas como “La huída” o “Jessinstein”. Curiosa por la distancia estilística la presencia al bajo de Miguel Ángel Blanca (Manos de Topo), en una alineación que completan Germán Ruíz y Miquel Andreu. Agradable (e incendiaria) sorpresa.
Putos borrachos de mierda!!!!
grandes!
Cerdos!
maricones!