Quizás el rock’n’roll naciese como forma de rebelión y provocación, pero el paso de los años lo ha convertido en un lenguaje universal que sirve para mil cosas. Una de ellas, lo sabemos bien los aficionados, es expulsar demonios y conseguir que las miserias humanas lo sean mucho menos cuando brotan de los pulmones y se expanden entre los oídos de la gente. También lo tiene claro Bob Mould, uno de esos artistas con personalidad propia que ha vivido etapas de éxito o de ninguneo, pero sin perder jamás la fe en lo que podía conseguir una vez se cascaba unos acordes con su guitarra. Y lo cierto es que ha sido un placer, en esta nueva década, volver a encontrarse con discos como “Beauty & Ruin” o este “Patch The Sky”, descrito por su creador como el disco más oscuro de su trayectoria, aunque deba uno sumergirse en las canciones para descubrirlo.
Desgraciadamente parece que la vida del ex Hüsker Dü y Sugar no pasa por su mejor momento emocional. A los cincuenta y cinco años de edad, Mould nos canta sobre la necesidad de seguir a flote (“Hold On”), sobre una redención que jamás llega (“Lucifer And God”) y sobre sentirse solo, fruto de la pérdida de su padre y de su madre durante el trayecto marcado por la trilogía que componen “Silver Age” (12), “Beauty & Ruin” (14) y este “Patch The Sky”. Ahora bien, todo ello le sirve para firmar una docena de canciones enérgicas que no aportan demasiadas novedades, la verdad, y que no van a servirle para captar a nuevos públicos, pero sí para que algunos reafirmemos nuestra confianza en él y en su música.
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