Days Gone By
DiscosBob Moses

Days Gone By

6 / 10
Raúl Linares — 16-10-2015
Empresa — Domino
Género — Electrónica

La primera vez que vi el nombre de Bob Moses en alguna publicación de música electrónica tuve un pequeño lapsus, ya que este nombre lo relacionaba con el jazz y con algún músico veterano de este estilo, algo que se confirmó al buscar un poco y ver que este hombre es un reputado músico de jazz, que ha colaborado con lumbreras como John Medeski y Pat Metheny. Ahí es nada. Pero ellos no han cogido el nombre por este Bob, sino por el arquitecto que a finales del siglo 19 se encargó de dotar de la personalidad que le caracteriza a Nueva York. Y es que aunque los que forman el dúo del mismo nombre (Jimmy Vallance y Tom Howie) sean oriundos de Vancouver, es en Brooklyn (donde tienen su base de operaciones.

El camino seguido por esta pareja ha sido rápido y exitoso, ya que su primer lanzamiento, “Hands To Hold EP”, fue publicado por Scissor and Thread, sello de los reputados productores y DJs Francis Harris y Anthony Collins. Ese house reposado de corte pop - que podía recordar a James Blake homenajeando a New Order o Depeche Mode tras una temporada en el Berlín actual - llegó al corazón de más de uno y les puso en el punto de mira. Tras él le siguió otro EP en el mismo sello y ya el salto a una discográfica de corte más pop, con mucha más proyección y un catálogo de tirar de espaldas, nada más y nada menos que Domino Records. Con este sello es con el que han publicado un disco que recoge todos sus trabajos anteriores (“All In All”) y su disco de debut, este “Days Gone By” que nos ocupa y que ha vuelto a demostrar el buen trabajo de los A&R del sello, que no se pierden una oportunidad de fichar al próximo (intento de) hype. Y tras escuchar el disco uno no puede quitarse la sensación de que es un trabajo más que profesional, variado y que seguro que tienen toda la pinta de que funcionará bien comercialmente y les llevará a girar por todo el mundo, llenar estadios cada vez más grandes y poco a poco distanciarse de todo lo que habían hecho anteriormente.

Porque el gran problema de este disco reside en eso, en que este dúo ha olido las mieles del éxito y han dado un paso hacia el mainstream muy peligroso, un paso que ha borrado de un plumazo la mayoría de las bondades de su música. Lo que antes era sutil y sencillo, ahora se ha convertido el almibarado, pero intentando mantener la sencillez de los principios. “Like It Or Not” da el pistoletazo de salida a base de una especie de tech-house lento y todavía parece que mantienen algo de sus primeros temas, con un par de excepciones: esa voz que gana protagonismo y una orientación descarada hacia terrenos más pop con una estructura clásica con su introducción, estrofa, estribillo…Todo como muy cuidado y pensado para atrapar al mayor número de personas. Hasta ahí la cosa no va mal, podrían ser como Disclosure, pero en un rollo emo/tech-house. Llega “Talk” y los radares se ponen a pitar un poco más; hay algo por ahí en la voz que recuerda a un cruce entre Chris Martin y Adam Levine; las guitarras quieren sonar un poco como la slide de Chris Isaak y la base tiene algunos detalles de techno-house/EDM que recuerdan a un Deadmau5 con el pitch bajado. “Before I Fall” cambia un poco de registro y se acerca peligrosamente al downtempo de gente como Morcheeba, de hecho esas guitarras amables y esa voz bonita pero plana y almibarada por momentos remiten al grupo inglés, sin el componente dub, claro. “Too Much Is Never Enough” es una leve mejoría, aquí ya ha acertado más con la melodía vocal y parece que si quiere transmitir algo real y no simplemente mojar el mayor número de bragas; sigue recordando a algún grupo de trip-hop de segunda intentando sacar un tema rollo New Order, pero por lo menos tiene un punto.

Llegamos al ecuador del disco con “Tearing Me Up” y esa esperanza perdida se recupera por momentos, aquí ya Tom Howie se lo toma algo más en serio y ofrece una alternativa a la típica línea vocal pop; tampoco es que invente nada, pero ese recitado al principio y el toque pop del estribillo denota que se han comido un poco más la cabeza y le da un rollo algo más auténtico, al igual que la música, que se torna en algo más misterioso y contenido, con guitarras que quieren sonar como The xx y no como los U2 actuales. Y a partir de ahí volvemos al bucle de tema animado y otro más calmado y meloso; temas que no están mal para sonar el en hilo musical de tiendas tipo Zara o Bershka pero que no llegan a lograr transmitir algo sincero y auténtico, como si se lo hubiesen pensado tanto para hacerlo bonito y accesible para todos los públicos que hayan perdido por el camino el olfato para conseguir buenos temas y melodías con cierto halo de misterio, algo que tenían en sus inicios y que encontramos en algún tema suelto. Precisamente por eso les concederemos el beneficio de la duda y esperaremos a su siguiente jugada mientras escuchamos sus temas antiguos y los dos o tres que se salvan de este disco.

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