Empecé a comprar “The Bootleg Series” de Bob Dylan en 1991, con los volúmenes 1-3 que aparecían juntos en un triple CD. Quién me iba a decir entonces que treinta años después estaría reseñando el volumen 16. Por el camino –y me refiero a las Bootleg Series– ha habido de todo, aunque todo de notable para arriba. Volúmenes más interesantes y otros menos (pocos). De hecho, y si soy sincero, últimamente se han convertido para mí en un auténtico salvavidas de mi pasión por su dylanísima, ante sinatrazos y otros volantazos con los que no he acabado de conectar. Porque, y en una de las alabanzas que más me han impactado, el periodista Carlos Rego me llamó una vez dylaniano, que no dylanita, diferenciando ambas palabras inventadas en el hecho de que los primeros son capaces de criticar al bardo y los segundos no. Y yo he criticado a Dylan recientemente mucho. Cosa que, esta vez, dicho sea de paso no voy a hacer.
“Springtime In New York” recoge el período que va de 1980 a 1985, años convulsos para el de Duluth. La de los discos “Shot Of Love” (81), “Infidels” (83) y “Empire Burlesque” (85). A medio camino entre la época cristiana y los peligrosos años ochenta que para Dylan pasaron con más pena que gloria, sin llegar a nada excesivamente grave. Aunque ya hablaremos otro día de eso. Lo bueno de esta nueva recopilación de descartes y tomas alternativas es que si en aquel citado triple primer volumen de las Bootleg Series ya habíamos observado que Dylan no había acertado en los descartes de algunos de los citados discos, aquí lo confirma con creces. No es solo que las tomas incluidas superen en ocasiones a las publicadas en su momento como parte de los álbumes, sino que algunos descartes claman al cielo. De todo ello, descartes o tomas mejores, forman parte la siempre reivindicada “Blind Willie McTell”, especialmente en su versión más eléctrica, aunque probablemente la harmónica desafinada tuvo mucha culpa de su no inclusión. O una “Foot Of Pride” con un Mick Taylor saliéndose. “Price Of Love”, “Emotionally Yours”, “I Wish It Could Rain” (esta solo en la version deluxe de cinco discos)… Demasiado para asumirlo en tan poco tiempo. Así que denle eso, tiempo.
No soy de los que pierden los papeles por discos de versiones alternativas, directos raros, etcétera, y creo firmemente que lo más interesante es conocer los álbumes como sus artistas quisieron que aparecieran, pero lanzamientos como este rompen todos mis argumentos y me hacen cargar con puntuales –o no– excepciones. Para los que dicen que en esos años Dylan estaba en mala forma, sopapo.
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