Si Trivium encarnan, ahora mismo, el grupo de heavy metal americano con mayor proyección de los últimos años, Mastodon ocupan, sin duda, la vertiente más extrema y experimental del mismo espectro.
Sobradamente curtidos y seguros de sus posibilidades gracias a dos trabajos tan laureados por prensa y público como “Remission” y “Leviathan”, los de Atlanta vuelven con una tercera entrega desbordante en la que recortan, expanden, tensan y reformulan sus propios rasgos para seguir sonando a ellos mismos. Apenas recuperados de la intensidad punk-metal de la inicial “The Wolf Is Loose”, creemos escuchar a Ozzy Osbourne –en realidad Brent Hinds- entonando el primer estribillo. Y es que la mayor presencia de voces melódicas es, sin duda, una de las principales novedades del álbum. La primitiva carrera continua con “Crystal Skull”, arrollador medio tiempo con una introducción de ritmos tribales impagable y la colaboración de Scott Kelly (Neurosis), repitiendo al micrófono. Otras aportaciones vocales son las de Josh Homme (Queens Of The Stone Age) en la onírica “Colony Of Birchmen” y la de Cedric Bixler (The Mars Volta) en “Siberian Divide”, gélida, alucinógena y uno de los mejores ejemplos de la expansión conceptual y sonora de la banda junto a la barroca “Sleeping Giant”. La producción, espectacular, resplandece por sí sola, y aunque “Bladecatcher” recuerde demasiado a Fantômas, Mastodon no dudan –y hacen bien- en tirarse de cabeza al abismo indagando en los pliegues más recónditos de su imaginación. Progresivo, extremo, loco, brillante. Uno de los mejores discos metálicos de la temporada.
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