Tan sólo hace unos meses, un servidor les glosaba las maravillas del disco de debut de un joven que atiende al nombre de Brian Christinzio, quien nos entregaba una deliciosa colección de canciones pop luminosas y construidas de forma artesanalmente próxima
. En aquella ocasión les hablaba de Burt Bacharach y Todd Rundgren, pero también de Belle And Sebastian o LD & The New Criticism, con la única intención de que se hicieran una idea de su sonido. Pues bien, ahora a esos nombres añadiría los de Brian Wilson, Elton John o cualquier otro, luminarias del pop grandilocuente y pomposo. Sin embargo lo que funcionaba a la perfección en el primero (básicamente la redondez melódica de las tonadas), no acaba de hacerlo del todo en este segundo trabajo, donde B.C. se sumerge en una empanada semiconceptual tan bien realizada como enmarañada y densa. A buen seguro habrá gente que incluso disfrute más de lo conceptual de este álbum, cual opereta pop, pero personalmente prefiero el formato clásico de canciones de su debut. El exceso en ocasiones no es sinónimo de calidad suprema
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