Por una parte, el rap siempre ha buscado la legitimidad que algunos confieren por algún extraño complejo de inferioridad respecto al rock, por eso de que para tocar rock hay que ser “músico”. Por otro lado los músicos de rock han intentado con suerte dispar capturar la energía justiciera del rap y beneficiarse de sus credenciales callejeras. Pero si hablamos de verdadera simbiosis en las que tanto uno como otro salgan reforzados, mostrando lo mejor de cada lado de la orilla, podemos contar los ejemplos con una manita y parte de la otra. El debut de Blakroc, pero, se merece al menos dos dedos. Espoleados por Damon Dash, el socio de Jay-Z en Rock-A-Fella, The Black Keys han reunido una plétora de raperos en torno a analógicas derivas de febril blues-rock, logrando un cruce de caminos en que cada corte suena tocado y vivido (más de uno mataría por unos bombos así de gordos) a la vez que los vocalistas brillan sobre unos loops que invitan a deshacerse de corsés. No es casual que varios de ellos provengan del entorno de The Wu-Tang Clan, incluido el fallecido Ol’ Dirty Bastard, ni que hayan buscado el contrapunto sensual en la voz de NOE y Nicole Wray. Energía, sentimiento, mojo... Una bomba.
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