David Ivar -reconocible vocalista de Herman Dune- se estrena en solitario bajo el pseudónimo de Black Yaya, con un disco cuyo aspecto no difiere demasiado del firmado en las entregas junto a su colega Néman. No esperen encontrar, por tanto, la habitual vía de escape acústica e introspectiva tomada por ese cantante que finalmente decide publicar al margen de su banda. El presente debut apuesta por vistosas melodías y una magnética interpretación vocal a cargo de su autor que, eso sí, se permite incluir una dosis adicional de dulce melancolía con respecto a su obra previa. Unas cualidades que se traducen en vistosa mezcla de folk y pop, con una mixtura equilibrada y perfectamente entendida que propicia encantadores resultados. Un conjunto de nueve canciones ágiles, reconfortantes y con un punto místico, que completan un bonito álbum capaz de motivar buenas vibraciones.
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