Nada más y nada menos que dieciocho temas son los que se sacan de la manga los Black Lips para este octavo trabajo de estudio. Un LP que demuestra una vez más que los de Atlanta siguen manteniendo su frescura, creando canciones muy diferentes entre ellas pero que en conjunto emanan esa aleación de ira y reivindicación. Pese a tener una producción más limpia que a la que nos tiene acostumbrados, la esencia de esta banda más bien veterana (en número de discos, no en edad) sigue intacta. Es en gran medida de las pocas agrupaciones actuales que consiguen mantenerse regulares en la calidad de sus trabajos, y "Satan’s Graffiti or God’s Art?" lo demuestra.
Los cortes se hilvanan cada uno con su sucesor de manera fluida con una obertura y epílogo que redondean la obra y unos interludios que la agilizan: todo tipo de formas y colores. Hay temas que bien podrían ser bandas sonoras de westerns oscuros al más estilo Tarantino como "Occidental Front" (téngase en cuenta la colaboración de Yoko Ono a los coros) o las baladas "Crystal Night" y "Wayne", que pese a bajar las pulsaciones encajan perfectamente. No obstante sigue 100% latente la brisa sureña que viste temas más psicodélicos como "Come with Me", u otros más country-blues y más arraigados también a su estilo en los que destacan "Rebel Intuition" o "Lucide Nightmare". Un álbum que invita a ser escuchado del tirón, de principio a fin. Y que gracias al último "Finale:Sunday Mourning" invade al oyente con ese aura nostálgica que envuelve los últimos días de verano, o la mañana siguiente de una larga noche.
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