Nadie se repite tan bien como ellos. Los mismos riffs, los solos de siempre y las canciones estructuradas de la misma forma, en sus manos, siguen excitando a las masas y, por alguna inexplicable razón, generan también cierta sensación de novedad.
Contribuyen a ello, sin duda, ocho largos años de mono padecidos por los fans desde que aquel poderoso “Stiff Upper Lip” alegrara las vidas de todos ellos. Además, sobre el subconsciente colectivo, planea la convicción de que la aparición de un nuevo disco de los australianos comportará una nueva, inolvidable y mastodóntica gira. Así pues, ¿cómo no iba a ser recibido con los brazos abiertos un disco como éste? Dicho esto, lo cierto es que “Black Ice” carece del par de temas inspiradísimos que su predecesor fue capaz de situar, junto a los clásicos de siempre, en lo más alto del repertorio de la banda de los hermanos Young. A pesar de ello, “Rock And Roll Train” es un single que no desmerece en absoluto, mientras el resto del disco, al ceñirse a los cánones marca de la casa, transcurre con paso firme y sin sobresaltos, a pesar de mostrar también algún esporádico síntoma de envejecimiento.
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