Blacanova son una banda francamente buena, y lo han ido demostrando disco tras disco hasta llegar al presente álbum, acertada continuación del también notable “Regiones Devastadas” (El Genio Equivocado, 15). De hecho, resultan tan destacados que son sin duda uno de los grupos más brillantes dentro del dream-pop y shoegazer hecho en nuestra geografía, puede que incluso el mejor de todos.
Los sevillanos manejan texturas sonoras, bruma hipnótica y voces insinuantes como pocos, y dominan siempre a la bestia resultante para guiarla con intencionalidad. Además, sus afilados textos en castellano los sitúan en el punto intermedio de gran atractivo, ubicado a medio camino entre maestros universales como Slowdive o Ride y mitos locales como Chucho y Los Planetas. Las voces -alternadas o conjuntas- de Armando Jiménez e Inés Olalla hacen de “La Cabeza” (El Genio Equivocado, 18) un álbum críptico en el que merece la pena enredarse, siempre en busca de esa enésima arista colocada con determinación y sentido global.
El grupo ha anunciado un descanso indefinido tras la publicación de la presente entrega y, aunque siempre respetado por la prensa, dice adiós tal y como ha llevado toda su carrera: con las mismas dosis de fiabilidad y solvencia que de discreción y moderado reconocimiento genérico. Puede que el paso del tiempo termine por convertirlos en grupo de culto, tal y como tiende a suceder con ese tipo de bandas que estaban dotadas con indudable toque especial.
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