El quinto disco en solitario del ex guitarrista de The Coral, Bill Ryder-Jones se llama “lechyd Da", que significa "buena salud" en galés, pero vuelve a estar centrado en un momento difícil. Si su anterior trabajo, “Yawn”, giraba en torno a la muerte de su hermano, este “lechyd Da” está hecho bajo la sombra de una ruptura sentimental aunque es la prueba de que el dolor y la angustia no tienen por qué ser las únicas respuestas ante ello.
Es un disco clásico de ruptura pero no uno amargo y resentido, sino vulnerable y tierno, mejor ejemplificado en parte de la letra de “Christinha”: "Well Christina what’s the saddest thing? / Knowing you’re out there playing our games with him… But I keep the good times closer than the bad / Running your baths before American Dad!". Detrás del dolor también puede haber esperanza.
El último trabajo de Ryder-Jones hace las paces con la oscuridad del pasado y se esfuerza por encontrar un lugar más alegre y luminoso. “Iechyd Da” es un disco de amor y pérdida en el que lo más importante vuelven a ser las brillantes composiciones del cantante y productor, unas que en este disco han alcanzado su momento más álgido.
Además ha sabido acompañarlas de la producción más exquisita y cuidada de su trayectoria, unos arreglos deliciosos, tenues, íntimos y, a la vez, grandilocuentes, algo así como Nick Drake acompañado por los Mercury Rev de “Deserter’s Songs”. Un glorioso disco de pop barroco moderno.
La magia y grandiosidad de los arreglos te envuelven mientras nos asomamos a lo que pasa por su mente, comenzando con un ‘sample’ del “Baby” de Caetano Veloso cantado por Gal Costa, que da paso a esa preciosidad llamada “I Know That It’s Like This (Baby)” en la que suena como los momentos más tranquilos de la Velvet del “Loaded”, aunque con sorpresivos cambios de tempo.
“This Can't Go On”, otro de los momentos destacados empieza con un arreglo de cuerdas que parece directamente sacado del clásico Disco “Don`t Leave Me This way” de Thelma Houston, pero con su coro de voces trae a la mente el mencionado “Desserters' Songs” de Mercury Rev. Esa ampulosidad instrumental continúa con "...And The Sea...", un instrumental sobre el que Michael Head va recitando partes del "Ulises" de James Joyce.
"It's Today Again" vuelve a estar rodeada de cuerdas, coros de niños y un mensaje sobre esa ruptura que sobrevuela por el disco "Hay algo grande en la vida (Nuestras estrellas han caído, su sol llena tu cielo) Hay algo que no está del todo bien”. En "Christinha" vuelven esos cambios de ritmo que utilizaba en la primera canción, es admirable como sabe unir dos partes que no parecen pegar, principalmente con ese pequeño truco que es hacer el estribillo más lento y sentido que las estrofas. Mientras que en "Thankfully For Anthony" vuelven los ecos de los Mercury Rev, recordando a su "Tonite It Shows".
Pero lo bueno de este disco no es que tenga tres o cuatro canciones inolvidables sino que no tiene ninguna mala, estoy seguro que después de escucharlo distintas personas cada una de ellas podría elegir una canción distinta como su favorita. El único pero es que la voz de Ryder-Jones no es especialmente brillante, pero, desde luego, tampoco es mala.
Fans del último disco de The Clientele o de Michael Head (Ryder-Jones fue el productor del estupendo "Dear Scott") estáis (estamos) de enhorabuena, 2024 ya ha dejado un disco en el que perderse para todos los amantes del mejor pop artesanal y clásico.
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