This Is All Wrong
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This Is All Wrong

7 / 10
Raúl Julián — 22-04-2020
Empresa — Drácula records
Género — Pop

La vida puede estar cambiando obligada por las circunstancias, pero el que parece seguir a lo suyo al margen de todo es Bigott, haciendo las cosas a su manera y publicando a ritmo de disco al año. Una buena noticia que se concreta en el que ya es undécimo (¡!) álbum de estudio de su carrera, sucediendo así a aquél ‘Friendly Monsters’ (Dracula, 19) lanzado la pasada campaña. ‘This Is All Wrong’ incluye un total de doce cortes concretados en apenas media hora salteada de estilos, en lo que no es sino la enésima confirmación acerca del criterio aleatorio y despreocupado de su autor.

Aunque el aroma predominante y la base sobre la que apuntalar el resto apunte al indie-pop norteamericano de los ochenta (y bandas como The Feelies, Violent Femmes o los primeros R.E.M.), en tan corto espacio de tiempo también caben otras pinceladas que sirven para enriquecer el asunto en cuestión. La referencia vuelve a incluir composiciones de alto nivel que, limitadas en sus dos minutos de duración, tienden a dejar con ganas de más y atenúan la sensación de que podrían haber sido desarrolladas hasta certificar un resultado global de mayor firmeza. Sucede con esa chaladura pop (a lo The Flaming Lips) que es la inicial y vistosa “I Love Monkeys” y su continuación, la pegadiza “This Is All Wrong” que da título al lanzamiento. Después llega el ramalazo glam de “Glitter Boy”, mientras que el nombre de John Maus sale a relucir en la espléndida “Tripping Song” y sus sintetizadores añejos, y “Don’t Call Satan” (la única del lote que sobrepasa los tres minutos) bien podría ser la instrumental banda sonora de un western dirigido por John Carpenter. Por su parte y entre lo anecdótico se sitúa la bruma de “Sex Is Dirty?”, o ese rap con epílogo reguetonero que es “Pollo Loco”. “Astral Cat” y “Angels & Apples” (con Laudo en plan Bono) también generan sensaciones positivas, antes de que esa preciosidad acústica que es “No Worries” recuerde (en boca de la bajista Clara “Clarín” Carnicer) a la Nico que acompañó a The Velvet Underground y sirva como cierre. Con este trabajo, Borja Laudo y compañía se alejan definitivamente de ese tipo de folk presente en sus inicios para continuar por una senda pop que comenzó hace ya tiempo, y por la que de manera progresiva se han ido decantando cada vez con más convicción.

Puede que por el camino se haya evaporado el factor sorpresa, pero Bigott vuelve a probar su talento compositivo y ese olfato para descubrir y compartir melodías que convierten a todos sus discos en motivo de celebración. Y todo a pesar de que a veces el zaragozano parezca empeñado en disimular habilidades, quedándose voluntariamente a medio camino y apostando por el aspecto casero. Algo que, por otro lado, no deja de ser parte de su estrafalario encanto. Y es que ya sabíamos que el vocalista siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, pero ahora además empezamos a darnos cuenta de que (afortunadamente) nunca cambiará.

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