Ya ha dejado de ser noticia que Bigott publique discos casi de manera ininterrumpida, con Borja Laudo y compañía dando rienda suelta a su inspiración en pleno descontrol creativo. Es cierto que, por el camino, parece haberse difuminado un poco esa estela de destacadísimo y magnético “artista maldito” que deslumbraba con un talento alejado de los parámetros habituales. Aquello fue resultado de publicar discos tan brillantes y peculiares como "That Sentimental Sandwich" (King Of Patio, 06), "What A Lovely Day Today" (Auto, 08), "Fin" (Gelmar, 09) y "This Is The Beginning Of A Beautiful Friendship" (Gelmar, 10), todos ellos intachables dentro de las coordenadas manejadas por su autor, y que sugerían un poso de trascendencia muy por encima de la media.
Sin embargo y desde hace años, el creador parece un tipo más relajado, y consecuencia directa de ello es la última etapa de un periplo artístico que, a grandes rasgos, podría concretarse en canciones despreocupadas que sin embargo atienden al cuidado de la melodía, y llegan cargadas de sensaciones positivas. Así el zaragozano y su banda han dejado en las últimas temporadas trabajos disfrutables del tipo de "Blue Jeans" (Bigott, 13), "Pavement Tree" (Bigott, 14) o "Candy Valley" (Bigott, 18). Ahora, en el que ya es su décimo disco de estudio, la troupe inicide en esa senda, apuntalando una referencia que se debate entre el capricho y lo que sería una obra en firme. La primera apreciación se desprende de sus (solo) veinte minutos de duración, además de la inclusión de probatinas como los treinta segundos de “Creation”, los jugueteos de “Virgin”, o la bruma final de “Lost In The Universe”. Pero el producto también tiene donde rascar y, como no podía ser de otro modo, incluye varias gemas que añadir al brillante cancionero del aragonés. La inicial “Dreaming” es una delicia a medio camino entre The Lemonheads y Dinosaur Jr, mientras que “I Lov U” y “Sweet Sweet Bang Bang” son temas aparentemente sencillos que apuntan directamente a The Feelies. Por su parte, la (casi) instrumental “Release” remite a Yo La Tengo y “Baby” a Cass McCombs, y “The City Of Love” es la clásica creación del autor ante la que es imposible no rendirse. Además, las enseñanzas de Jeremy Jay (obtenidas en propiedad cuando el californiano produjo el álbum "Pavement Tree" también resultan palpables a lo largo de todo el minutaje.
"Friendly Monsters" (Dracula Records, 19) no es, ni de lejos, el mejor conjunto de canciones de Bigott, y sin embargo sigue probando su capacidad para generar sensaciones en el oyente tras beber sin disimulo de referentes indispensables. De hecho, el lanzamiento deja la impresión de que Bigott se lo ha pasado en grande plasmando influencias en composiciones propias, operación que deriva en varias piezas destacadas. Mirada en perspectiva, la trayectoria del combo ha dejado ya tantas mutaciones que no queda otra opción que reconocer una vez más las virtudes (volubles pero inagotables) de un músico espontáneo, diferente y anárquico que, sencillamente, es capaz de conquistar haciendo lo que le da la gana.
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