Vasco Batista firma un segundo disco totalmente diferente al anterior en cuanto al concepto. Con “Everything Is Going To Be OK”, Big Summer hacía una oda a la positividad, mientras que con el largo que hoy nos ocupa, es totalmente al contrario. Se trata de un álbum en el que experimentan con los sonidos oscuros y las melodías angustiantes. La voz cálida de Batista se funde con sonidos repletos de reverb que te lleva a un estado muy particular que poco a poco te va envolviendo. Creando una subida de tempo a lo largo de los cuarenta y cinco minutos de viaje que nos proponen, este segundo largo apuesta por canciones lentas, pero cuyas atmósferas transmiten mucha fuerza. Big Summer nos agarran de la mano en un viaje de sinuosas subidas y bajadas que acaban por catapultarnos a un estado onírico gracias a piezas como “Velvet” o “Mess”.
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