Un día más

Los madrileños Biela publican, por fin, su álbum debut, “Un día más”. Un disco en el que esta joven formación reafirma el potencial que nos habían dejado intuir en su primer EP. El trío logra llevar esas pistas a un nuevo nivel, un paso lógico del cual tiene parte de culpa Santi García, productor del álbum.

El elepé comienza con “Un día más”, en la que desatan una increíble potencia, muy arraigada a ese rock que han establecido como su gran fortaleza. Un rock que logran domar para llevarlo a un tono más popero que muestra esa lógica evolución que se esperaba tras su primer trabajo, y por qué no decirlo les sienta de maravilla. Casi sin darnos cuenta emerge la siguiente pieza, “Mil ganas”. Presenta unos ritmos más relajados que su predecesora, algo que encaja genial con esa historia de amor real que narran. Un amor que llega a su éxtasis en un explosivo estribillo.

Aunque no solo hablan de amor, también nos logran transportar al último año de carrera en “TFG”. Se inicia como una pista de pop a medio tiempo que va creciendo hasta romper en el estribillo, simulando toda esa presión que hay al hacer el Trabajo de Fin de Grado. Un tema pop-rock que refleja a la perfección el estilo del grupo madrileño. Y no podemos pasar por alto esa vertiente tan emo que salpica muchas de las piezas del disco. Pistas como “<3”, “Tobogán” y “16s” nos inducen en el deseo de estar dentro de un pogo mientras suenan. Tres canciones hechas en clave de rock que están cargadas de mensajes crudos, reales y actuales sobre distintos temas, entre los que se incluye el desamor, la propia inestabilidad emocional y el inevitable paso del tiempo. Letras cargadas de sinceridad que hacen que, al detenerte a escuchar la letra, te puedas sentir totalmente identificado y las hagas completamente tuyas.

Tras todo ese rock, bajan sus pulsaciones en “si quieres”. Es una pieza lenta, acústica, que sirve como una transición hacia el final del álbum. Incluye una letra de disculpas, desgarradora, que transmite verdad y se queda corta. “Siento si” continua el reguero de su antecesora, ese discurso de perdón llevado a una antigua relación ya sea de amistad o amor. Una pieza pop que, tras ese inicio lento, se revoluciona con las guitarras y la batería para impregnar todo de un sentimiento cercano a la rabia.

Y “El final” es la canción encargada de cerrar el disco y la que nos muestra más hacía donde evoluciona el sonido del grupo. Unos ritmos más relajados, pero sin olvidarse de su esencia rock. Una pieza que sirve como despedida a todas esas relaciones de las que hemos hablado en la anterior pieza, ya que nunca volverán a formar parte de nosotros. Estas nuevas canciones nos vienen a confirmar algo que ya se podía intuir en su primer trabajo, que estamos frente a una banda con una gran proyección nacional. Su evolución hacia un sonido más pop sin dejar de lado ese lado emo y rockero de sus primeras composiciones son su mejor aval.