Stephen Wilkinson 'aka' Bibio no pierde el tiempo. Apenas dos años después de su austero “Phantom Brickworks”, en el que construía “un portal a otros lugares y tiempos” desde un depurado lenguaje minimalista ambiental, el británico vuelve con el que es su séptimo trabajo para Warp. Son ya diez discos en una carrera ascendente en la que ha tenido como principal objetivo insuflar aliento humano a la electrónica.
Si las atmósferas evocadoras y mínimas protagonizaban su LP anterior (que, además, tuvo un EP complementario en 2018), en su nuevo álbum el folk con toques celtas, la psicodelia y apuntes de soul prevalecen, en un viaje de dieciséis cortes que conecta con “A Mineral Love” (2016). La evocadora guitarra arpegiada de “Beret Girl” nos mete en ese mundo a contracorriente. Nos espera un banquete de exquisiteces de tono optimista -siempre con ese toque de añoranza tan suyo-, que recurre a las formas del pop (“The Art of Living”, “Quarters”), del soul destilado con toques funk (“Before”, “Old Graffiti”) y, por encima de todo, del folk de guitarras y la psicodelia de las Midlands.
En el single “Curls” vuelve a demostrar su pericia para crear ambientes melancólicos, esta vez con acentos célticos, que asoman también en cortes como las serenas “Patchouli May” o “Under A Lone Ash”. Hay miniaturas de otro tiempo (“Ode To Nuthatch”, “You Couldn´t Even Hear The Birds Singing”), en la elegiaca “Pretty Ribbons And Lovely Flowers” asoma la influencia de Boards of Canada, y en la festiva “Erdaydidder-Erdiddar” da rienda suelta a sonidos lisérgicos campestres. La excelsa “Valley Wulf”, con sus preciosas cuerdas y guitarras a lo Vini Reilly -nunca está de más reivindicar a The Durutti Column-, condensa a la perfección el universo de un autor cuya creatividad sigue intacta.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.