Mientras esperamos un nuevo trabajo de Portishead, y Geoff Barrow no para quieto con sus proyectos para Beak> o sus bandas sonoras (“Ex Machina” o “Annhilation”), Beth Gibbons estaba desaparecida tras su disco con Rustin Man (Paul Webb, bajista de Talk Talk, quien ha publicado un notable disco recientemente y podéis leer una entrevista en estas páginas), “Out Of Season”, publicado en un lejano 2002. Pocos podríamos imaginar que su nuevo trabajo discográfico recogería la actuación que la cantante de Portishead realizó el 29 de noviembre de 2014 en el National Opera Grand Theatre de Varsovia junto a la Polish National Radio Symphony Orchestra, dirigida por el mismísimo Krzystof Penderecki, interpretando la conocida “Symphony No. 3” de Henryk Górecki, la conocida Sinfonía de las Lamentaciones.
Górecki (1933-2010) es un compositor polaco contemporáneo mundialmente conocido por esta partitura para orquesta y soprano escrita en 1976. Dividida en tres movimientos (“Lento, sostenuto tranquillo ma cantábile”, “Lento e largo, tranquillissimo” y “Lento, cantábile-semplice”), destaca por su extrema tristeza, ya que el segundo movimiento recoge las frases que una niña polaca escribió en una prisión de la Gestapo en Zakopane pidiendo que la Virgen María le ayudara. Este segundo movimiento lento de cuerdas en continuo movimiento sombrío es interrumpido por la voz de la niña Helena, la soprano que en esta ocasión interpreta Gibbons, con su voz a medio camino entre la fuerza cristalina y la ruptura por sufrimiento. El momento en el que aparece es sobrecogedor, y eso que el polaco no es su lengua materna, pero su convención es plena, dándole un énfasis de esperanza religiosa. El primer movimiento recoge un lamento que data del siglo XV, completamente desolador. “Lento, cantábile-semplice”, el tercer movimiento, es el más clásico de todos, reproduciendo una canción folclórica escrita en un antiguo dialecto del polaco. En definitiva, una obra para apreciar un tono completamente diferente de la voz de Gibbons alejada del pop espectral de Portishead. Muy recomendado para amantes de la clásica contemporánea y los fans acérrimos del trío de Bristol y el compositor Krzystof Penderecki, aunque aquí solo ejerza como director de orquesta.
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