Javier Carrasco es conocido por ser el hombre orquesta por excelencia del indie patrio, acumulando sus créditos en las andanzas de múltiples bandas y proyectos de nuestro circuito como Tulsa o Kokoshca (por solo citar algunos). Sin embargo, y tal y como revela su carrera en solitario y en paralelo, el artista de Torrelavega también gusta de firmar con nombre propio joyas que pasan directamente a ser himnos de pop underground, luminosos y apasionados, que ahora encuentran su lugar y sentido en su segundo álbum de estudio, “La Noche Interior” (Intromúsica, 22). Bajo la piel de Betacam, Carrasco nos presenta un cancionero libre de prejuicios y complejos en el que el amor, en su máxima expresión y sentido, lo copa todo. Fuera caretas, fuera barreras, fuera frialdades, vamos a decir alto y claro lo que sentimos, y hagámoslo además bailando, pues la rítmica que el artista cántabro introduce en su segunda incursión en formato largo nos revela un apego mucho más notorio por la electrónica que en su primer trabajo. Tirando, eso sí, de bases minimalistas que no hacen más que subrayar las intenciones íntimas y pasionales que el artista busca otorgarle a la razón de ser del álbum. Así es como, echando mano de esa regla de tres que nos dice que menos es más, “Mejor No Hablar De Amor” nos abraza con su estructura creciente y conmovedora desde los primeros compases del LP, deshojando las actas de un amor caduco y consciente de su extinción (“¿Has visto qué pelos? Tenía menos miedo. Ahora estamos viejos por fuera y por dentro”) hasta redondear la jugada con unos vientos impecables que revelan más poderío y detalle del que a priori pueda parecer.
Carrasco vuela solo, pero la cabra tira para el monte. Y es que bien sabemos que a este polifacético multi-instrumentista le encanta rodearse de los mejores. Es por ello que para esta célebre nueva aventura como Betacam, su alma máter también ha querido contar con ciertos nombres que ofrezcan un sabor diverso pero coherente al plano narrativo de su propuesta. Ya sea bien en formato “audio de whatsapp” para curar una particular mala racha (“Si te sirve de algo, yo te veo muy sexy últimamente y además observo que a la gente le gusta estar contigo, así que siéntete feliz y satisfecho por ello”, apunta Miren Tulsa como alma sanadora en “Tan Solo Algo de Ayuda”); o dando rienda suelta a esa melancolía tóxica que a todos nos viene de vez en cuando al recordar a quien no debemos (“Hubo algunos problemas de cuernos y fue ella la que me pilló. Fueron casi dos años perfectos y unos meses de infierno final” cantan a coro Amaia Tirapu de Kokoshca y Isa de Triángulo de Amor Bizarro para “XX”); o construyendo los mimbres ideales para un rompepistas al uso entre saxos ochenteros (“Yo Nací Para Quererte”, junto a Marta Movidas); o, finalmente, sacando la poesía más crítica en formato festivo con “El Capitalismo Ha Hecho Llorar A Merche” en compañía de Estrella Fugaz.
Sin embargo, y más allá de sus invitados de lujo, lo que revelan los singulares capítulos de “La Noche Interior” es la gran habilidad que Javier Carrasco tiene como letrista, capaz de recordarnos que el amor no pasa de moda, echando mano de referentes clásicos para engalanar su romanticismo costumbrista (“Un Esclavo, Un Siervo”) y que le definen, perfectamente, como el Julio Iglesias del indie actual.
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