¿Cuántos discos han escuchado cuya primera canción les ha dejado K.O.? “Benji” (película de 1974 protagonizada por un heroico perrillo…) pertenece ya, en mi caso, a esta rara categoría. Con su arpegio majestuoso e hipnótico, “Carissa”, prima segunda de Mark Kozelek muerta en un incendio absurdo, es tan emotiva como las mejores canciones de Red House Painters. Desde la estratosfera, el de Ohio no afloja. He ahí la grandeza de este sublime álbum -sexto bajo el apelativo del boxeador coreano-, con el que Kozelek trasciende las altas cumbres de su fecunda trayectoria como trovador de un personalísimo folk melancólico. A corazón abierto, con unas letras confesionales de una honestidad torrencial que dejan a la mayoría de textos del indie en bosquejos infantiles -“I Can´t Live Without My Mother´s Love”, “Micheline”, la fascinante letanía de “Richard Ramirez Died Today Of Natural Causes”, “Ben´s My Friend” y sus sorprendentes aires soul-, Kozelek bucea con asombroso aplomo en las inevitables heridas que produce el paso del tiempo, la vida. La sobria batería de Steve Shelley (Sonic Youth) y los coros silvestres de Will Oldham, entre otros músicos, completan una de las cimas del arte musical y literario de Kozelek. ¿Clásico imperecedero? El tiempo dirá.
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