What Matters Most

Cómo celebramos la vuelta al pop en estado puro de aquellos orfebres que se desvían a otros menesteres. Ben Folds llevaba quince años sin entregar un disco de este cariz, embarcado como estaba en proyectos de música clásica, podcasts, memorias, interpretación, fotografía, directos y demás divertimentos (seguramente más nutritivos para su bolsillo), y con este sobresaliente What Matters Most (2023) se juntan el hambre y las ganas de comer, porque la espera se ha topado con la excelencia. El norteamericano representa una forma de entender la música que nos suena irremediablemente a una era muy lejana: su escuela es de los piano men al estilo de Todd Rundgren, Elton John, Billy Joel o Randy Newman y sus enseñanzas – filtradas por la sensibilidad de los noventa desde aquellos Ben Folds Five – se adviertieron en Ben Kweller, Ben Lee o en nuestro Luis Prado (Señor Mostaza). Así que esa es la médula espinal que conecta estas diez nuevas canciones, regidas por el aura de lo atemporal. Delicadas, distinguidas, incontaminadas por modas.

Ben se muestra tierno y cáustico a la vez, como de costumbre: basta escuchar esa preciosa balada que es “Kristine From The 7th Grade”, dirigida a una antigua compañera del colegio cuya actitud en sus redes sociales es indisimuladamente magufa, bronca y divisiva. Una canción que expresa mejor que cien reportajes ese ambiente frentista que impera en parte de la sociedad norteamericana por mor del populismo trumpista. O el medio tiempo folk “Back To Anonymous”, que recuerda a todos esos profesionales a quienes aplaudimos hasta dolernos las manos para luego olvidarlos. Íbamos a salir todos mejores. También brinda singles perfectos, como “Winslow Gardens” o “Exhausting Lover”, pop barroco con vistas a los sesenta en “Clouds With Ellipses”, otra balada deliciosa como es “Fragile” y armonías vocales portentosas con giros melódicos que incluso recuerdan un poco a los Manhattan Transfer, como los de “But Wait, There’s More”. Es uno de los grandes discos pop del año, sin duda.